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Estudio y reflexión
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La reconciliación

“…Hemos peregrinado a este paraje desolado buscando la Fuerza que alimente nuestra vida, buscando la Alegría del hacer y buscando la Paz mental necesaria para progresar en este mundo alterado y violento.”

– Extracto de las palabras de Silo en las Jornadas de Inspiración Espiritual en Punta de Vacas, 3, 4 y 5 de mayo de 2007

En estas Jornadas estamos revisando nuestras vidas, nuestras esperanzas y también nuestros fracasos con el fin de limpiar la mente de toda falsedad y contradicción. Tener la oportunidad de revisar aspiraciones y frustraciones es una práctica que aunque fuera por una sola vez en la vida, debería efectuar todo aquel que busca avanzar en su desarrollo personal y en su acción en el mundo. Estos son días de inspiración y reflexión. Estos son días de Reconciliación. Reconciliación sincera con nosotros mismos y con aquellos que nos han herido. En esas relaciones dolorosas que hemos padecido no estamos tratando de perdonar ni ser perdonados. Perdonar exige que uno de los términos se ponga en una altura moral superior y que el otro término se humille ante quien perdona. Y es claro que el perdón es un paso más avanzado que el de la venganza, pero no lo es tanto como el de la reconciliación.

Tampoco estamos tratando de olvidar los agravios que hayan ocurrido. No es el caso de intentar la falsificación de la memoria. Es el caso de tratar de comprender lo que ocurrió para entrar en el paso superior de reconciliar. Nada bueno se logra personal o socialmente con el olvido o el perdón. ¡Ni olvido ni perdón!, porque la mente debe quedar fresca y atenta sin disimulos ni falsificaciones. Estamos considerando ahora el punto más importante de la Reconciliación que no admite adulteraciones. Si es que buscamos la reconciliación sincera con nosotros mismos y con aquellos que nos han herido intensamente es porque queremos una transformación profunda de nuestra vida. Una transformación que nos saque del resentimiento en el que, en definitiva, nadie se reconcilia con nadie y ni siquiera consigo mismo. Cuando llegamos a comprender que en nuestro interior no habita un enemigo sino un ser lleno de esperanzas y fracasos, un ser en el que vemos en corta sucesión de imágenes, momentos hermosos de plenitud y momentos de frustración y resentimiento. Cuando llegamos a comprender que nuestro enemigo es un ser que también vivió con esperanzas y fracasos, un ser en el que hubo hermosos momentos de plenitud y momentos de frustración y resentimiento, estaremos poniendo una mirada humanizadora sobre la piel de la monstruosidad.

Este camino hacia la reconciliación no surge espontáneamente, del mismo modo que no surge espontáneamente el camino hacia la no violencia. Porque ambos requieren de una gran comprensión y de la formación de una repugnancia física por la violencia.

No seremos nosotros quienes juzgaremos los errores, propios o ajenos, para eso estará la retribución humana y la justicia humana y será la altura de los tiempos la que ejercerá su dominio, porque yo no quiero juzgarme ni juzgar… quiero comprender en profundidad para limpiar mi mente de todo resentimiento.

Reconciliar no es olvidar ni perdonar, es reconocer todo lo ocurrido y es proponerse salir del círculo del resentimiento. Es pasear la mirada reconociendo los errores en uno y en los otros. Reconciliar en uno mismo es proponerse no pasar por el mismo camino dos veces, sino disponerse a reparar doblemente los daños producidos. Pero está claro que a quienes nos hayan ofendido no podemos pedirles que reparen doblemente los daños que nos ocasionaron. Sin embargo, es una buena tarea hacerles ver la cadena de perjuicios que van arrastrando en sus vidas. Al hacer esto nos reconciliamos con quien hayamos sentido antes como un enemigo, aunque esto no logre que el otro se reconcilie con nosotros, pero eso ya es parte del destino de sus acciones sobre las que nosotros no podemos decidir.

Estamos diciendo que la reconciliacion no es reciproca entre las personas y tambien que la reconciliacion con uno mismo no trae como consecuencia que otros salgan de su circulo vicioso aunque se pueden reconocer los beneficios sociales de semejante postura individual.

El tema de la reconciliacion ha sido central en nuestras jornadas pero seguramente otros muchos avances habremos logrado al peregrinar fisicamente en un paisaje desconocido que habra despertado paisajes profundos. Y esto siempre sera posible si el Proposito que nos mueve a peregrinar es una disposicion hacia la renovacion, o mejor aun, una disposicion hacia la transformacion de la propia vida.

En estos dias hemos pasado revista a las situaciones que consideramos mas importantes en nuestra vida. Si hemos localizado tales momentos y hemos paseado por ellos la reconciliacion limpiando los resentimientos que nos atan al pasado, habremos hecho una buena peregrinacion hasta la fuente de la renovacion y la transformación..”

“…¿Cómo vencerá el ser humano a su sombra? ¿Acaso huyendo de ella? ¿Acaso enfrentándola en incoherente lucha? Si el motor de la historia es la rebelión contra la muerte, rebelate ahora contra la frustracion y la venganza.”

– Extracto de las palabras de Silo en el Acto Público de Madrid, 1981

Dejate, por primera vez en la historia, de buscar culpables. Tu y el otro son responsables de lo que una vez hicieron, pero nadie es culpable de lo que sucedio. Ojala en este juicio universal se pueda declarar: “no hay culpables”. Y se establezca como obligacion para cada ser humano, reconciliarse con su propio pasado.

Esto empezara aqui en ti y seras responsable de que esto continue entre aquellos que te rodean, asi hasta llegar al ultimo rincon de la Tierra.

Si la direccion de tu vida no ha cambiado todavia, necesitas hacerlo; pero si ya cambio necesitas fortalecerla.

Para que todo esto sea posible, acompaname en un acto libre, valiente y profundo que sea ademas un compromiso.

Pongamonos de pie, y frente a nuestro propio futuro, preguntemos: ¿Es necesario, para mi y para otros que cambie o se fortalezca la direccion de mi vida? Entonces, en silencio, escuchemos la voz, la voz interna que surge en nosotros.

¿Es necesario para mi y para otros que cambie o se fortalezca la luz, la direccion de mi vida?

¿Tengo fe en que cambiara o se fortalecera la direccion de mi vida?

Entonces, que brote en ti la fuerza y la luz de la vida.

Hoy y no manana, ve a la reconciliacion, besa a tu pareja y a tu hijo, a tu madre y a tu padre, abraza a tu amigo y a tu enemigo y diles con el corazon abierto: “Algo grande y nuevo ha pasado hoy en mi”.

Y explicales luego lo que paso, a fin de que ellos tambien puedan llevar este mensaje.

Para todos: ¡PAZ, FUERZA Y ALEGRIA! “

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